tirar la casa por la ventana
Esta frase describe gastos repentinos, superiores a los acostumbrados que realiza una persona: Se casan en un mes y planean tirar la casa por la ventana en la fiesta. La expresión al parecer nació de
una costumbre que existía en el siglo XIX: cuando alguien ganaba la lotería en
España, literalmente arrojaba por la ventana todas las cosas de su casa
(muebles, utensilios, etc.) para comprarse nuevas.
poner las manos en el fuego
Este dicho se utiliza para manifestar un respaldo absoluto o
fe ciega en algo o alguien. No pondría las manos en el fuego por él: ya me engañó una vez. Se remonta a los tiempos en que se practicaba el “juicio
de Dios”, u “Ordalía”: una institución jurídica por la que se decidía la
inocencia o culpabilidad de una persona (o también de un libro o una obra de
arte) acusada de quebrantar las normas establecidas o cometer un pecado en
formas diversas, casi todas con pruebas de fuego. Frente a sus acusadores, el
acusado debía sujetar hierros candentes o introducir las manos en la lumbre o
en una hoguera. Si salía de la prueba indemne o con pocas quemaduras,
significaba que Dios la consideraba inocente y por lo tanto no tenía que
recibir castigo alguno. Esta era una costumbre pagana, común entre los germanos
y otros pueblos antiguos.