Sin meternos en política partidaria, el uso de "todos y todas" está mal. "Todos" nos incluye a... t-o-d-o-s, hombres y mujeres, grandes y chicos, gobernantes y gobernados... Los traductores debemos seguir lo que dice la Real Academia al respecto, y dice:
2. Uso del masculino
en referencia a seres de ambos sexos
2.1. En los sustantivos que designan seres animados, el
masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo
masculino, sino también para designar la clase, esto es, a todos los individuos
de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es el único animal racional;
El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente, los nombres apelativos masculinos,
cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y
otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales;
En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las
mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los
alumnos podemos
referirnos a un colectivo formado exclusivamente por alumnos varones, pero
también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas. A pesar de ello, en
los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección
lingüística, se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos
la alusión a ambos sexos: «Decidió luchar ella, y ayudar a sus
compañeros y compañeras» (Excélsior [Méx.] 5.9.96). Se olvida
que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos
a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse
intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de
la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo —y debió— decirse, simplemente, ayudar
a sus compañeros.
Solo cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto es necesaria la
presencia explícita de ambos géneros: La proporción de alumnos y alumnas en
las aulas se ha ido invirtiendo progresivamente; En las actividades deportivas
deberán participar por igual alumnos y alumnas. Por otra parte, el afán por evitar esa supuesta
discriminación lingüística, unido al deseo de mitigar la pesadez en la
expresión provocada por tales repeticiones, ha suscitado la creación de
soluciones artificiosas que contravienen las normas de la gramática: *las
y
los ciudadanos.
2.2. Para evitar las engorrosas repeticiones a que da
lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión
a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.; → 2.1), ha comenzado a
usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso
gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del
sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: *l@s niñ@s. Debe tenerse en
cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos
casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la
imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar
a graves inconsistencias, como ocurre en *Día del niñ@, donde la
contracción del solo
es válida para el masculino niño.
Relacionado con esto, debemos recordar que no debemos utilizar "él/ella" en una traducción cuando el original dice "he/she". En español es muy fácil eliminar el sujeto (sujeto tácito), pero si no se puede, se usará el masculino.
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