De chica me encantaban las Fábulas de Esopo que aparecían en
los tomos de El tesoro de la juventud,
una enciclopedia hermosa que había en mi casa.
Hoy recordé una de esas fábulas, y la busqué en Google.
Aparecieron muchas versiones y ahora quiero compartir aquí una en español que parece escrita por el león... (pobre león). Una muy mala traducción, evidentemente.
“Un esclavo llamado
Androcles una vez se escapó de su amo y huyó a la selva. Como él vagaba sobre
él vino sobre un León acostado gimiendo y gimiendo. Al principio se volvió para
huir, pero encontrar que el León no lo persiguió, volvió y se acercó a él. Como
él se acercó, León sacó su pata, que era todo hinchado y sangrado, y Androcles
encontró que una enorme espina tenía en él y estaba causando el dolor. Se sacó
la espina y vinculada a la pata del León, que pronto fue capaz de levantarse y
lamer la mano de Androcles como un perro.
Entonces el León tomó
Androcles a su cueva y solía llevarlo carne de que vivir todos los días. Pero
poco después fueron capturados tanto Androcles y el León, y el esclavo fue
condenado a ser arrojados al León, después de que este último había mantenido
sin alimento durante varios días. El emperador y toda su corte vinieron a ver
el espectáculo, y Androcles fue conducido hacia fuera en el centro de la arena.
Pronto el León dejó sueltos de su guarida y apurado delimitador y rugir hacia
su víctima. Pero tan pronto como llegó cerca de Androcles reconoció a su amigo
y zalamerías con él y lamió las manos como a un perro amigable. El emperador,
sorprendido por esto, convocó a Androcles, al que le contó toda la historia.
Con lo cual el esclavo fue indultado y liberado, y el León deja suelto a su
bosque nativo.”
Una
mejor versión (o al menos, sin errores) podría ser:
“Un esclavo llamado
Androcles escapó una vez de su amo y huyó a la selva. Mientras vagaba, vio a un
león recostado que gemía sin cesar. Comenzó a huir, pero al ver que el león no lo
perseguía, volvió y se acercó a él. Al hacerlo, el animal le mostró su pata,
toda hinchada y sangrante, y Androcles vio que era una enorme espina lo que le
causaba dolor. Se la quitó, y pronto el león pudo levantarse y lamió la mano
del esclavo como un perro.
Entonces el león condujo a
Androcles a su cueva, y le llevaba carne para comer todos los días. Poco
después los capturaron a ambos, y condenaron al esclavo a ser arrojado al león,
al que no habían alimentado durante días. El emperador y toda su corte
asistieron al espectáculo. Condujeron a Androcles al centro del estadio y el
león salió de su guarida con prisa y rugiendo a su víctima. Pero cuando estuvo
cerca del joven, lo reconoció y se alegró de verlo, y lamió sus manos como un
perro amistoso. El emperador, sorprendido por la escena, llamó al esclavo a su
presencia y él le contó toda la historia. Con eso logró el indulto y fue
liberado, y también dejaron suelto al león en su bosque nativo”.
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